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lunes, 8 de diciembre de 2008

Xmatkuil freak

Esta entrada se la quiero regalar a un amigo mío que escribe en el Por esto!, ayer en el famoso "facebook" tuve la suerte de toparme con él. Espero les guste.

Saludos Joaquin!
"Damas y caballeros vayan acomodándose porque vamos a dar principio a esta presentación de lo fantástico y lo increíble. Ahí la tienen ustedes, vivita de carne y hueso, tal como se la venimos anunciando. Muy bien señorita, ¿cuál es su nombre? Asuncena. Bonito nombre de una flor para tener un horripilante cuerpo de lagarto. ¿Cuántos años tiene? Quince. ¿Cuáles son sus alimentos? Carne, verduras y, frutas. ¿En qué lugar fue capturada? En la Isla del Cedro en Tabasco. Dígale al público porqué se encuentra en este estado. Por desobediente con mis padres."

No lo sé de cierto, pero supongo que era la única forma posible que me convencieran de regresar a Xmatkuil después de seis años de evadirlo. Hace dos semanas recibí una llamada de Isaac, se encontraba exaltado y quizás un poco borracho. Hablaba muy rápido, interrumpía una oración con otra. Logré que se calmara, entonces entendí y me contagié. Isaac había encontrado un letrero que decía algo así. "Se solicita persona dispuesta a viajar por todo México. Interesados favor de comunicarse con el encargado de la mujer serpiente".

Los conceptos clave: viajar, mujer serpiente y sobre todo, encargado de la mujer serpiente. El asunto estaba claro, iríamos por su cabeza, teníamos que cazar la historia. Xmatkuil, el mero neofolklor del consumo, el metamercado corrompido, es un microcosmos de nuestra sociedad. La gente se pega como mosquitos a los espectáculos iluminados, las tocadas, el rodeo, los juegos, las ofertas, pero en medio del relajo, perdido entre las sombras, imaginamos al encargado como un padrote provinciano, con chanclas, cahuama en mano, sombrero de paja y una voz cansada de sí misma.

Llegamos a Xmatkuil con dos semanas acumulando expectativas, versiones inventadas de la mujer serpiente y todo lo que podría rodearla. Caminamos entre madres que protegían sus vasos de cerveza con mucho más cuidado que a sus hijos. Vimos a los nuevos gurús, anunciando licuados afrodisiacos y curas milagrosas. Pasamos junto a un carrusel con carros de Freddie Mercury, Steven Tyler, Hendrix, Lennon, Marilyn Monroe, etc. Uno de los encargados de los clásicos juegos de feria gritaba en su megáfono, "el pelotero quiso cambiar a su vieja por su cuñada".

Finalmente llegamos a los freaks, había oferta del 2 x 1. Vimos al marrano con dos trompas, al perro con seis patas, al conejo con dos cabezas y como olvidar al marrano con siete patas y dos cuerpos. Después pasamos a la jaula de la mujer de tres pechos. Fue la primera vez que advertimos que todos los anuncios tenían un anuncio pequeño que amenazaba "ilusión óptica". La mujer con tres pechos no se parecía en nada a la de la foto, tenía un sostén de tres copas, posiblemente relleno con algodón y un frijol. Le preguntamos cuanto tiempo llevaba trabajando ahí, alzó dos dedos, como si no pudiera hablar, como si estuviera dopada por una droga tumbaburros, que bien podría ser puritita tristeza y así bailó, desencantada, como un trapo.

Después de un putazo de empatía pasamos junto a la casa de los sustos. A sus puertas, cobijados por el ruido y una sábana, dos niños dormían sobre la tierra. "Mientras a nosotros nos quita el sueño, ellos duermen en paz", me comentó Isaac. Después callamos un rato como si no hubiera más que decir.

Entramos a ver a la niña más pequeña del mundo, diez años y cuarenta centímetros según el anuncio. Detrás de la cortina nos esperaba la sorpresa de la noche. Un cabrón con un vestido a cuadros rojos, con una peluca de trenzas, sentado sobre una mesa, liliputiense eso sí, pero como de cuarenta años, con un mostacho a medio rasurar.

Después de visitar a la mujer lagarto, fuimos por la mujer serpiente. El encargado andaba más pa allá que pa acá, y no tenía disposición de conversar. Entramos a la habitación para toparnos con una pecera de aire, un cuerpo de serpiente de peluche y una cabeza que asomaba de un hueco. Le preguntamos al guía si todos eran familia y respondió que sí, después cerró la cortina y nos apresuró a salir del cuarto. Salimos cabizbajos y llegamos al rodeo. Los vaqueros yucatecos parecían un western remix. Con todo y la experiencia decepcionante de la mujer serpiente, no pudimos evitar fantasear con sus historias. Esta vez preferimos no hablar con ellos.

"Atención niños, adultos y, abuelitos. El momento de que salga la dama de tres pechos ha llegado. Por favor abran bien los ojos porque sólo los que compraron su boleto y están adentro, podrán admirarla. Ahí aparece. Noten como si es verdad, tiene tres senos, tres bubis. Efectivamente, tiene un pecho de más. ¿Serías tan amable de bailarle al público ya que sabemos que mucho te encanta esta actividad?. Y Roxana baila así."

Joaquín Peón Iñiguez


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